En Limpiezas Especiales Santa Oliva, entendemos perfectamente la seriedad y complejidad que implica el síndrome de Diógenes. Sabemos que enfrentarse a una acumulación extrema puede resultar abrumador y emocionalmente desgastante. Nuestro propósito es brindar la solución profesional y humana que necesita para recuperar la habitabilidad y seguridad de su hogar. Con años de experiencia y un equipo altamente cualificado, estamos listos para afrontar cualquier desafío de limpieza, garantizando resultados de alta calidad y un servicio personalizado.
El síndrome de Diógenes no solo impacta el entorno físico, sino también el bienestar emocional de las personas afectadas. Garantía total en Limpieza profesional de pisos afectados por síndrome de Diógenes en Santa Oliva !Contacta ahora¡ Mejor opción para la Limpieza profesional de pisos afectados por síndrome de Diógenes en Santa Oliva !CONTACTA AHORA¡ En Limpiezas Especiales Santa Oliva, no solo nos dedicamos a limpiar; restauramos hogares y vidas. Utilizamos equipos y productos de primera calidad para desinfectar y esterilizar su vivienda, eliminando riesgos sanitarios y proporcionando un ambiente saludable.
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El síndrome de Diógenes es un trastorno del comportamiento que se caracteriza por el total abandono personal y social, así como por el aislamiento voluntario en el propio hogar y la acumulación en él de grandes cantidades de basura y desperdicios domésticos. Afecta, por lo general, a personas de avanzada edad que viven solas.
En 1960 se realizó el primer estudio científico de dicho patrón de conducta,1 y en 1975 se lo bautizó como «síndrome de Diógenes».23 Esta denominación hace referencia a Diógenes de Sinope, filósofo griego que adoptó y promulgó hasta el extremo la independencia de las necesidades materiales y los ideales de privación (lo que se conoce como cinismo clásico); Diógenes no sólo no era acumulador compulsivo sino que concurría diariamente al Ágora en busca de compañía social, por lo que la denominación de este síndrome termina siendo bastante irónica. Otros posibles nombres para el síndrome son colapso senil, síndrome de Plyushkin (en honor al personaje de Gogol), colapso social y síndrome de miseria senil. El deterioro del lóbulo frontal puede tener que ver en su causa (Orrell et al., 1989).
La persona que sufre de este trastorno se caracteriza por su aislamiento social, llegando a recluirse en el propio hogar, además de desatender absolutamente la limpieza del mismo y toda higiene personal.
El aislamiento social hace que muchas personas confundan este síndrome con el autismo, pero esto es un error ya que aquella es una condición neurobiológica más seria. Hay casos en que puede haber comorbilidad entre ambos trastornos.
Tales comportamientos se suelen encontrar en personas de avanzada edad pero también en jóvenes. Por lo general son personas que se sienten solas, o no han superado la muerte de un cónyuge o familiar muy cercano, o presentan cuadros depresivos. En algunos casos las penurias económicas pueden alentar este comportamiento, pero no es un factor clave, pues se conocen casos en personas de alto nivel socioeconómico y carreras profesionales brillantes que lo padecen, como Edith Bouvier Beale. En definitiva, es la soledad el principal factor que desencadena este trastorno.4
Una de las peculiaridades de este síndrome, es que cuando son dos las personas de edad avanzada que conviven juntas, uno de ellos puede arrastrar al otro a esta situación.
Este trastorno, que esconde importantes alteraciones psiquiátricas, afecta en España a 17 pacientes por cada 10 000 ingresos hospitalarios.5
Uno de los factores más importantes en el crecimiento del número de casos que manifiestan este trastorno es el progresivo aumento del número de ancianos que viven solos.
El tratamiento debe empezar por la detección de los casos de riesgo, el ingreso en un Hospital General o Unidad de Geriatría, y abordaje de los trastornos médicos. Es indispensable un diagnóstico para saber cuál es la patología de base que genera este comportamiento.
Se deben adoptar las medidas de protección social pertinentes, evitando una recaída del paciente a sus condiciones previas de vida. En algunos casos es preciso tratar la patología psiquiátrica asociada (depresión, delirios crónicos). Si no es posible asegurar la convivencia o ubicar al paciente en una institución social, es preciso hacer un seguimiento crónico, visitas domiciliarias, y trabajo coordinado de los servicios sanitarios (psicólogo, médico, enfermero y terapeuta ocupacional) y sociales (trabajador social).
El mayor obstáculo para tratar a estos pacientes es que ellos no tienen plena conciencia de su problema y suelen rechazar la ayuda social. Si no están incapacitados por motivo de alguna enfermedad psiquiátrica de base o una demencia, no pueden ser ingresados en una residencia sin su consentimiento, con lo que terminan volviendo a su tipo de vida anterior. Sin embargo, no deben ahorrarse esfuerzos para tratar con terapia a estos pacientes de modo que tomen conciencia de su trastorno y aprendan la importancia de tener no solo una higiene personal adecuada sino un entorno libre de basura y especímenes que les pueden causar muchas enfermedades a ellos mismos, a su familia y vecinos.
El comportamiento huraño o aislamiento voluntario son factores de riesgo que le pueden indicar a la familia la presencia de este desorden en uno de sus miembros. Como en muchas ocasiones estas personas rechazan la ayuda de su familia y amigos, se ha llegado a debatir si se trata realmente de una enfermedad o de un estilo de vida.
Félix J. Fojo, MD Ese es el caso de los hermanos Collyer, ágilmente descrito por el novelista neoyorquino Edgar Doctorow (Ragtime, Billy Bathgate) en su último best seller: Homer y Langley, publicado en el 2009. Homer Collyer (1881-1947) y Langley Collyer (1885-1947) nacieron ricos. Aunque Homer se hizo abogado y Langley ingeniero en realidad nunca trabajaron, pues tenían suficientes rentas y dinero en el banco como para no tener que hacerlo. Se criaron en una enorme casa de cuatro plantas que más parecía una fortaleza, ubicada en el barrio de Harlem, norte de Manhattan, que para la época de sus nacimientos, era una zona de clase alta prominentemente blanca. Pero a comienzos del siglo XX Harlem empezó a cambiar, y las obras de extensión del metro, alrededor de 1920, y la propia evolución de la ciudad llevaron a muchas familias pudientes a emigrar a otras zonas de Nueva York. Los Collyer no emigraron; después de la muerte de su madre en 1929, se recluyeron en su castillo y se fueron aislando del mundo circundante. Homer, el mayor, no volvió a salir jamás de la casa. Langley se encargó de las compras de alimentos, cada vez más exiguas, principalmente naranjas y algunas chucherías, y de la adquisición de una infinidad de objetos, algunos comunes, como los periódicos, los libros y las latas de conservas, y de otros inverosímiles, como ametralladoras antiguas, instrumental quirúrgico, rastrillos, acordeones, violines y trompetas, pianos de cola y verticales, una máquina de rayos X, varios esqueletos de caballos y vacas, zapatos usados, jaulas de pájaros vacías, relojes de todos tipos y un etcétera tan largo que alcanzó las 140 o 150 toneladas de basura. Un día cualquiera de marzo de 1947 Langley murió aplastado por el peso de los paquetes de periódicos y revistas que empleaba para hacer barricadas en las ventanas y túneles de comunicación; el día exacto de su trágica muerte se desconoce, pero Homer debía sufrir mucho más. Murió de hambre y sed el 21 de marzo de 1947, unas horas antes de que la policía y los bomberos irrumpieran en la casa. A no mucha distancia, en un lujoso barrio de Long Island, unos veinte años después, Jackie Kennedy-Onassis se enfrentaba a un fenómeno parecido en el caserón de su tía Edith Bouvier y de su prima hermana del mismo nombre. Ambas, además de basura, rodeadas de gatos. Esta historia ha sido narrada en un documental de 1975 y en la película Gray Gardens (2009), protagonizada por Drew Barrymore y Jessica Lange. Si usted es pobre y padece, Dios no lo quiera, esta forma extrema de desorden obsesivo-compulsivo (OCD), será etiquetado como portador de un “Síndrome de Diógenes”, pero si es rico y dispone del tiempo y el dinero suficientes para adquirir toneladas y toneladas de basura, entonces padecerá de un “Síndrome de Collyer”.TORRE DE MARFIL
Obsesiones extremas: Los hermanos Collyer
felixfojo@gmail.com
ffojo@homeorthopedics.comHomer y Langley en Harlem
Aislamiento voluntario
El final
Historias semejantes
Por Katharine Anne Phillips, MD, Weill Cornell Medical College;
En el trastorno por acumulación, la persona tiene de forma persistente tanta dificultad para descartar sus posesiones o separarse de ellas que los objetos se acumulan, inutilizando algunas zonas de uso diario para su cometido normal.
A diferencia de los coleccionistas, la persona acumula objetos de una manera desorganizada y tiene dificultades para desprenderse de cosas de poco valor.
Los médicos diagnostican la enfermedad cuando la persona acumula demasiadas posesiones, tiene grandes dificultades para desprenderse de ellas y está significativamente angustiada por la acumulación o bien esta le incapacita para funcionar con normalidad.
La terapia cognitivo-conductual y ciertos medicamentos pueden ayudar.
Los síntomas de acumulación comienzan en la adolescencia. El trastorno puede ser leve al principio, pero puede empeorar gradualmente a medida que la persona se hace mayor, causando importantes problemas a los treinta y tantos años de edad. Se cree que este trastorno afecta a entre el 2 y el 6% de las personas. Es igualmente frecuente en mujeres y hombres.
La persona con trastorno por acaparamiento tiene una fuerte necesidad de adquirir y guardar objetos y se siente muy angustiada cuando se ve obligada a desprenderse de ellos e incluso, simplemente, por el hecho de pensar en separarse de ellos. La persona no dispone de suficiente espacio para dar cabida a todos los objetos que acumula. Las habitaciones están tan llenas y desordenadas que no se pueden usar, salvo para almacenar objetos acumulados. Por ejemplo, pilas de periódicos acumulados pueden llenar el fregadero y cubrir las encimeras, los fogones y el suelo de la cocina, de manera que esta no se puede usar para preparar la comida.
La acumulación suele afectar negativamente a la capacidad de la persona para funcionar en el hogar e incluso en el trabajo y en la escuela. Por ejemplo, puede que los afectados por trastorno por acumulación no permitan la entrada en su casa de otras personas, incluyendo miembros de la familia, amigos y personal técnico, porque están avergonzados por el desorden. Los objetos acumulados pueden constituir un riesgo de incendio y un peligro para la seguridad y el hogar puede llegar a estar infestado con plagas. Algunas personas se dan cuenta de que la acumulación es un problema, pero muchas no lo hacen.
En la acumulación de animales, las personas acumulan más animales como mascotas de los que pueden albergar, alimentar o proporcionar atención veterinaria. Permite que los animales vivan en condiciones insalubres. A menudo, hay superpoblación de animales y estos pierden peso y/o enferman. Sin embargo, muchas personas con este trastorno no reconocen que no están cuidando de forma adecuada a los animales. Los acumuladores de animales están muy apegados a sus mascotas y no quieren abandonarlas.
Sin tratamiento, los síntomas generalmente continúan durante toda la vida, con pocos cambios o ninguno.
Evaluación de un médico, en base a criterios diagnósticos psiquiátricos específicos
Los médicos distinguen el trastorno por acumulación de la acumulación temporal de objetos y el desorden (por ejemplo, cuando se hereda una propiedad) porque en el primer caso la acumulación persiste. Se diferencia del coleccionismo de objetos (como libros o figuritas) porque la acumulación, a diferencia del coleccionismo, es desorganizada e interfiere con la capacidad de la persona para utilizar las habitaciones desordenadas.
Los médicos diagnostican un trastorno por acumulación cuando
La persona afectada presenta de forma constante dificultades para descartar o separarse de sus posesiones, con independencia de su valor real.
La persona afectada guarda las cosas principalmente porque siente que debe hacerlo, con independencia del valor de la cosa en sí.
Las posesiones acumuladas congestionan y abarrotan las zonas de vida activa (no los sótanos o las áreas de almacenaje) y afectan al uso de estas zonas para el propósito previsto.
La persona afectada se siente muy angustiada por la idea de desechar cualquiera de sus posesiones y/o tener menos capacidad para funcionar (por ejemplo, en el trabajo, con su familia o con amigos) a causa de la acumulación.
Terapia cognitivo-conductual
Algunos antidepresivos
Por lo general, el primer tratamiento que se prueba es la terapia cognitivo-conductual que se centra específicamente en el trastorno por acumulación. Por ejemplo, los médicos pueden tratar de ayudar a las personas afectadas a desechar artículos, abstenerse de adquirir nuevas posesiones (si la adquisición excesiva es un problema) y mejorar la toma de decisiones.
Muchas personas no están dispuestas a dejar de acumular, por tanto es posible que los médicos deban utilizar técnicas de motivación para ayudarles a participar en el tratamiento.
El tratamiento con inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS, un tipo de antidepresivo) puede ayudar a algunas personas, pero en general los ISRS son más eficaces en personas que también sufren otros trastornos psiquiátricos (por ejemplo, trastornos de ansiedad).
La sentencia 589/2021, 8 de septiembre, ha sido dictada por el Pleno de la Sala de lo Civil. El protagonista de la misma es un hombre de 71 años que padece el síndrome de Diógenes. Foto: AVENE SALUD.
El Tribunal Supremo ha acordado medidas de apoyo asistencial para un hombre de 71 años, residente en Asturias, que padece un trastorno de la personalidad que le lleva a recoger y acumular basura de forma obsesiva, síndrome de Diógenes.
La Sala de lo Civil suprime la incapacitación judicial del hombre que ordenó en 2019 el juzgado de Primera Instancia 9 de Oviedo -y ratificó la Audiencia Provincial- por la que se otorgó al Principado de Asturias su tutela.
En su lugar, el tribunal acuerda la designación de curador para el ejercicio de las medidas de apoyo al servicio competente del Principado de Asturias y su revisión cada seis meses.
El curador es una persona designada para complementar la capacidad de obrar de otra, que presenta ciertas limitaciones, en determinados actos jurídicos, como es este caso.
De esta forma, el Pleno de la Sala de lo Civil en la sentencia 589/2021, 8 de septiembre, con ponencia de Ignacio Sancho Gargallo, aplica por primera vez la Ley 8/2021, de 2 de junio, por la que se reforma la legislación civil y procesal para el apoyo a las personas con discapacidad en el ejercicio de su capacidad jurídica.
Las medidas de apoyo consisten en que la entidad curadora realice los servicios de limpieza y orden de su casa y asegure la efectiva atención médico-asistencial en lo que respecta al trastorno que padece.
De esta manera, el Pleno estima en parte el recurso de casación interpuesto por el hombre contra la sentencia de la Audiencia Provincial de Asturias que avaló la resolución del juzgado de Primera Instancia 9 de Oviedo que en 2019 modificó su capacidad de obrar.
El Supremo recuerda que la Ley 8/2021, de 2 de junio, «constituye una profunda reforma del tratamiento civil y procesal de la capacidad de las personas, que pretende incorporar las exigencias del artículo 12 de la Convención de Nueva York, de 13 de diciembre de 2006″.
«La reforma suprime la declaración de incapacidad y se centra en la provisión de los apoyos necesarios que una persona con discapacidad pueda precisar».
Por tanto, subraya, «el anterior régimen de guarda legal (tutela y la curatela), para quienes precisan el apoyo de modo continuado, ha sido reemplazado por la curatela, cuyo contenido y extensión debe ser precisado por la resolución judicial».
«Conviene no perder de vista que en el enjuiciamiento de esta materia (antes la incapacitación y tutela, ahora la provisión judicial de apoyos) no rigen los principios dispositivo y de aportación de parte. Son procedimientos flexibles, en los que prima que pueda adoptarse la resolución más acorde con las necesidades de la persona con discapacidad y conforme a los principios de la Convención».
Más allá de la aplicación de la regulación legal sobre la provisión de las medidas, el Supremo considera que «la denominación ‘curatela’ no aporta información precisa sobre el contenido de las medidas de apoyo y su alcance»
Y ello, explica, porque «el contenido de la curatela puede llegar a ser muy amplio, desde la simple y puntual asistencia para una actividad diaria, hasta la representación, en supuestos excepcionales. Es el juez quien debe precisar este contenido en la resolución que acuerde o modifique las medidas».
En la resolución, el Supremo suprime la modificación del juzgado de la capacidad, ya que tras la reforma desaparece cualquier declaración judicial de modificación de capacidad.
En cuanto a la tutela, es sustituida por la curatela. Sobre ello, explica que «en principio, el ejercicio de esta función de apoyo no requiere que la curadora asuma funciones de representación, si no es para asegurar la prestación de los servicios asistenciales y de cuidado personal cuando no exista la anuencia del interesado».
Sostiene que «no intervenir en estos casos, bajo la excusa del respeto a la voluntad manifestada en contra de la persona afectada, sería una crueldad social, abandonar a su desgracia a quien por efecto directo de un trastorno (mental) no es consciente del proceso de degradación personal que sufre».
Agrega que «en el fondo, la provisión del apoyo en estos casos encierra un juicio o valoración de que si esta persona no estuviera afectada por este trastorno patológico, estaría de acuerdo en evitar o paliar esa degradación personal».
En consecuencia, estima en parte el recurso de casación, deja sin efecto la declaración de modificación de capacidad, sustituye la tutela por la curatela y confirma el contenido de las medidas de apoyo.
El síndrome de Diógenes representa un trastorno conductual notable por la acumulación incontrolada de objetos y residuos, un severo descuido de la higiene personal y del hogar, y un significativo aislamiento social. Aquellas personas que lo padecen tienden a acumular objetos inútiles y residuos orgánicos, resultando en un ambiente inseguro y poco saludable.
Consecuencias del Síndrome de Diógenes
Salud Física: Plagas, infecciones, riesgo de incendios.
Salud Mental: Aislamiento, estrés y ansiedad.
Entorno Social: Dificultades de convivencia, quejas de vecinos, y posible intervención de servicios sociales.
Optar por una limpieza profesional en situaciones de síndrome de Diógenes es esencial para devolver la habitabilidad de la vivienda y proteger la salud de las personas implicadas.
Aquí se detallan los riesgos de la acumulación descontrolada y los beneficios de una limpieza profesional.
Acumular objetos y basura de manera descontrolada puede acarrear graves consecuencias, tales como:
Proliferación de Plagas: Insectos y Roedores
Los residuos y alimentos descompuestos propician un entorno perfecto para plagas de insectos y roedores. Estos insectos y roedores no solo molestan, sino que pueden transmitir enfermedades graves mediante sus excrementos, orina y mordeduras.
Infecciones: Microbios y Bacterias
Un ambiente sucio y lleno de desechos orgánicos es un caldo de cultivo para patógenos y bacterias. Estos microorganismos pueden provocar infecciones graves, como enfermedades respiratorias, infecciones de la piel y enfermedades gastrointestinales. La exposición constante a estos patógenos aumenta el riesgo de enfermedades crónicas y reduce la calidad de vida.
Problemas Estructurales: Deterioro de la Vivienda
Acumular objetos pesados y basura puede dañar la estructura de la vivienda. El peso excesivo afecta la integridad de pisos y techos, mientras que la humedad y los residuos pueden causar moho y podredumbre en estructuras de madera. Estos problemas no solo ponen en riesgo la seguridad del edificio, sino que también pueden implicar reparaciones costosas.
Contratar una limpieza profesional brinda múltiples beneficios, tanto inmediatos como a largo plazo:
Recuperación de la habitabilidad
La intervención profesional en la limpieza permite recuperar el espacio habitable de manera segura y cómoda. Los especialistas en limpieza del síndrome de Diógenes están formados para manejar situaciones extremas, asegurando una limpieza exhaustiva y eficiente. Esto abarca la eliminación de todos los residuos, desinfección de superficies y restauración de áreas dañadas, devolviendo la funcionalidad y habitabilidad a la vivienda.
Aumento de la salud y bienestar
Eliminar patógenos y plagas es esencial para mejorar la salud de los ocupantes de la vivienda.
Evitar problemas futuros
Los servicios de limpieza profesional no solo resuelven el problema actual, sino que también introducen medidas preventivas para evitar recurrencias. Esto puede abarcar asesoramiento sobre mantenimiento del hogar, estrategias de organización y gestión de residuos, y apoyo psicológico para tratar las conductas subyacentes del síndrome de Diógenes.
¡Contacta Ahora!: Obtén un presupuesto gratuito y sin compromiso para la limpieza de tu vivienda en Santa Oliva.
En Limpiezas Especiales Santa Oliva, nos especializamos en la limpieza de situaciones extremas como el síndrome de Diógenes. Entre nuestros servicios se encuentran:
Aplicamos tratamientos especializados para eliminar bacterias y hongos, proporcionando un ambiente higiénico y seguro. Para ello, utilizamos productos específicos y maquinaria de última tecnología. Nuestros tratamientos son eficaces contra una amplia gama de patógenos, lo que garantiza que su hogar esté libre de cualquier riesgo biológico.
Brindamos servicios de vaciado total o parcial, retirando muebles, enseres y desechos acumulados de acuerdo a lo requerido por el cliente. Gestionamos todo el proceso de vaciado, desde la clasificación hasta la disposición final de los residuos, garantizando un manejo responsable y sostenible.
Nosotros reparamos suelos, muebles y paredes dañadas, devolviendo la funcionalidad y la estética a la vivienda. Este servicio es esencial para restablecer la habitabilidad y seguridad del hogar.
Proporcionamos apoyo psicológico para las personas afectadas y sus familiares, ayudándoles a superar el trauma asociado al síndrome de Diógenes. Este soporte es vital para una recuperación completa y sostenible.
Proporcionamos soluciones a medida para cada cliente, asegurando que sus necesidades específicas sean atendidas de manera eficaz.
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Classificació d'objectes
Nuestro proceso de limpieza está diseñado para ser eficiente y efectivo, asegurando la eliminación de todos los riesgos asociados.
Evaluación inicial
Nuestro grupo efectúa una evaluación detallada del riesgo y el alcance del problema antes de comenzar la limpieza. Esto comprende una inspección exhaustiva para definir la mejor estrategia.
Separación y eliminación de artículos
Adoptamos un procedimiento estructurado de clasificación y eliminación para garantizar una limpieza completa y eficiente. Los artículos se clasifican en reutilizables y desechables, gestionándolos según las normativas de seguridad.
Limpieza y desinfección
Efectuamos una limpieza profunda de todas las superficies, desinfección de áreas contaminadas y eliminación de plagas. Esto incluye el uso de productos desinfectantes y equipos especializados.
Evaluación del riesgo y planificación
Clasificación de objetos
Eliminación de voluminosos y basura
Limpieza exhaustiva y desinfección
Restauración y reparación
Rehabilitación final
Tras la limpieza, llevamos a cabo reformas y pintura para la rehabilitación total de la vivienda. Este paso garantiza que el espacio no solo esté limpio, sino también agradable y funcional.
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Consulta y asesoramiento
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El proceso de limpieza incluye una evaluación inicial, clasificación y eliminación de objetos, desinfección y esterilización de la vivienda, control de plagas, reparación de daños estructurales y, en algunos casos, apoyo psicológico para los afectados.
Generalmente, no es seguro para los residentes permanecer en la vivienda durante la limpieza debido a los riesgos sanitarios. Es recomendable que los residentes se alojen temporalmente en otro lugar mientras se realiza la limpieza.
El tiempo necesario para limpiar una vivienda varía según el grado de acumulación y el tamaño de la vivienda. Puede llevar desde unos pocos días hasta varias semanas.
El síndrome de Diógenes es un trastorno del comportamiento caracterizado por la acumulación compulsiva de objetos y basura, el descuido extremo de la higiene personal y del hogar, y el aislamiento social.